Pasar unos días en Charjál, en compañía de Elvira, ayuda a sanar mi espíritu, pero es hora de volver a la realidad. Debo seguir mi camino, aunque no decido cómo continuar.
Todo en mi interior quiere seguir con el plan original, publicar la historia y enfrentar lo que venga luego. Si solo mi vida estuviera en juego, lo haría sin dudarlo. Pero no puedo apostar vidas ajenas en esto.
Me despido de Elvira entre abrazos y lágrimas. Vuelve a pedirme perdón, niego su culpa, ella es la persona más inocente en esta historia. Mi propio ego me impulsó a seguir adelante, incluso cuando mi lado racional me pedía alejarme.
Cargo los bolsos al auto y veo como Falcón mete el suyo en el baúl junto al mío.
—¿Qué haces? —pregunto confundida, creí que volvía a Castañares.
—¿Pensaste que iba a dejarte sola?