Cuando el corazón no puede más con la mente se somete a la voluntad del cuerpo esa es la única manera de lidiar cuando todo parece complicarse, cuando lo único que desea el alma es ser arrojada en cualquier parte siempre y cuando sea con la persona que se ama.
Adriano sentía que su mundo era una bomba de relojería a punto de estallar, su pecho iba a mil, sus nudillos estaban apretados y su mirada asesina clavada en el hombre que tenía en frente. Era gordo, rechoncho, probablemente se había pasado media vida entre barriles de cervezas, y no muy agradable a la vista pero parecía estar fuera de si. —Tu hermano no podrá encontrarla, Adriano—se atrevió a repetir. Las palabras suenan una y otra vez en la cabeza del mafioso.—Eres un cobarde. Te marchas y dejas que tu hermano cargue con todo, no eres digno de se…—esta vez Adriano no lo dej&