Mundo ficciónIniciar sesión
Mi biblioteca
  • PARTICIPA Y GANA Concurso
  • Português
  • Para autores
    Recompensas de autoresPara autores
  • Ranking
  • Navegar
    Todos
    Paranormal
    Ciencia Ficción
    urbano
    Hombre-lobo
    Clásico
    Suspenso
    Oriental
    Historia
    Otros tipos
    Romántica
    Fantasía
    Personajes Sobrenaturales
    Acción
    Realista
    Mística
    Chick Lit
    LGBT
    Guerra
    Adolescente
    Crimen
  • Inicio
InicioDominio
Dominio

DominioES

Acción
Maggie Coelho  En proceso
goodnovel16goodnovel
0.0
Reseñas insuficientes
121Capítulos
3.4Kleídos
Leer
Añadido
compartir: 
  • Copiar
Denunciar
Resumen
Índice

Sinopsis

ComediaTriángulo amorosoDetectiveMultimillonarioMafiaDramaDolor

La ciudad de Milano es custodiada por tres familias, acompaña a los protagonistas de esta novela en una trama llena de misterios, secretos, seducción, mentiras, asesinatos y traiciones. Después de todo ningún imperio es eterno.

Leer más
Dominio Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • 120

    —Este no es el piso…— Le dije pero ella solo negó con la cabeza como si fuera obvio. No entendía nada pero al mismo tiempo sabía que de Amanda nada malo me llegaría, esa mujer parecía que batallara sus propias guerras internas, había algo que la perturbaba y no quería saber que era, porque parecía el tipo de fantasma que acaba venciendo y consumiéndote en consecuencia.—Este es mi piso. Tristemente, me bajo aquí pero… piensa en lo que dije.Los ascensores se cerraron y lo último que vi fue una pequeña sonrisa triste en la cara de Amanda, había algo familiar en ella pero era incapaz de saber decir el qué.Los últimos días han sido un infierno, para ella y para mí. Creo que solo necesitaba algo de tiempo para refrescarme y relajarme antes de volver a levantarme. Amanda tenía razón. Necesitaba establecer mis prioridades y mi primera sería buscar mi donante de esperma y mi incubadora humana.Lo que vendría después de eso… No tenía ni idea de qué era.Lo que estaba claro es que fuera como

  • 119

    —La verdad es que no soy ninguna chica de los recados, ni quiero serlo. Me estoy hartando de este juego. Solo dile que vine y su abogado quiere saber cuándo quiere el contrato reenviado— dijo Amanda deslizándose de su taburete como si de verdad no quisiera aguantar ni un segundo más en este lugar.Ya éramos dos.—¿Qué contrato?— Pregunté, recordando vagamente que Hugo me había ofrecido otro contrato cuando conocí a Amanda.—Eres súper inteligente, ¿no? Des..cúbrelo— gritó Amanda por encima del hombro mientras dejaba el piso. Maldita perra inútil, no sirve ni para sacar la información.La verdad es que esta chica cada día me sorprende más y más, cuando crees que no puede superarse en cuanto a estupidez, decide hacerlo.Todo lo que quedó fue un Kol muy confundido.—¿Qué? ¿Quieres que te persiga?— Pregunté mirándolo.—No, eh… Solo quería preguntarte cómo estabas—dijo rascándose la parte de atrás de su cabeza.Este chico es más estúpido de lo que pensaba. No me jodas que busca algo más c

  • 118

    Amanda tosió fuerte desde donde estaba mientras las otras personas en la habitación se rieron un poco. Hugo, como el matón que es, solo me miró sin emociones con esos hermosos ojos oscuros suyos. —Tengo trabajo que hacer. Resuelva sus preguntas con Amanda y los demás—Dijo antes de salir de la habitación. Lo vi desaparecer, feliz de estar fuera de su intensa presencia. El tipo necesita esbozar una sonrisa de vez en cuando tiempo. —Entonces pandilla… ¿cuál es el plan?— Pregunté entrelazando mis dedos y poniendo los sobre mi pecho, recostado en el asiento. —¡Saca tus sucios pies de la mesa! Cuesta más de lo que tu enterita vales—espetó Amanda de inmediato.—Si voy a estar distrayendo a Clayton Lombardo, tengo que saber los lugares en los que estoy manteniéndolo fuera —dije a los demás con voz tranquila sin inmutarme. Esta prostituta barata no conseguiría sacarme de mis casillas.—¡Siquiera me estás escuchando!—Bueno, el primer paso de la pIan es para que entremos en la bóveda que es

  • 117.

    —La verdad es que no soy ninguna chica de los recados, ni quiero serlo. Me estoy hartando de este juego. Solo dile que vine y su abogado quiere saber cuándo quiere el contrato reenviado— dijo Amanda deslizándose de su taburete como si de verdad no quisiera aguantar ni un segundo más en este lugar.Ya éramos dos.—¿Qué contrato?— Pregunté, recordando vagamente que Hugo me había ofrecido otro contrato cuando conocí a Amanda.—Eres súper inteligente, ¿no? Des..cúbrelo— gritó Amanda por encima del hombro mientras dejaba el piso. Maldita perra inútil, no sirve ni para sacar la información.La verdad es que esta chica cada día me sorprende más y más, cuando crees que no puede superarse en cuanto a estupidez, decide hacerlo.Todo lo que quedó fue un Kol muy confundido.—¿Qué? ¿Quieres que te persiga?— Pregunté mirándolo.—No, eh… Solo quería preguntarte cómo estabas—dijo rascándose la parte de atrás de su cabeza.Este chico es más estúpido de lo que pensaba. No me jodas que busca algo más c

  • 116.

    —Sí. No estaba en la mansión cuando ocurrió el ataque—dijo ella tomando asiento al otro lado del mostrador. —¿Dónde estabas entonces?—Pregunté. —No es de tu incumbencia— respondió ella rápidamente, mirándome. Sostuve mis manos arriba en son de paz, ni quería discutir ni tenía energía para hacerlo, solo quería un poco de paz, estabilidad, ambas me habían sido arrebatadas de una manera que sigo sin poder comprender. —Lo que sea. Actúas como si tu respuesta fuera relevante, me importa un carajo, solo déjame tranquila—dije colocando la última rebanada de pan en mi sándwich… Ella suspiró con cansancio, como si no entendiera o no comprendiera exactamente lo que estaba sucediendo ahí con nosotros. Como si escapara de su lógica de entendimiento esta locura que hemos hecho llamar vida por alguna extraña convención social humana donde todo lo que sucede debe tener un propósito. —¿Dónde está Hugo?—la pregunta sale sin que pueda procesar la información. De haberlo hecho probablemente no hab

  • 115.

    —¿Crees que con solo sonreírle a un chico te meterá en la cabeza?— pregunté poniendo los ojos en blanco ante lo absurda que podía a llegar a ser esta mujer—Se trata de seducción, manipulación. Si crees que entendiste eso, ve y sonríele a algún imbécil al azar, pero no me llames para ayudarte si te equivocas.La verdad es que se trataba de algo mucho más profundo como para que alguien con el iq de la barbie mafiosa que tenía en frente pudiera comprender, era algo mucho más complejo incluso para mi.No se hasta que punto usar mi persona como un arma en contra de mis enemigos había acabado siendo en contra de mi misma. Ahora la única imbécil que no se podía sacar a alguien de la cabeza era yo por desgracia, lo peor es que pronto tendré que pagar las consecuencias.Ella me miró nerviosa a los ojos como si en cualquier momento fuera a tomar las armas y acabar conmigo por hereje, tal vez había tocado algunos temas sensibles para ella, aun así no dice nada.—¡Oye, Ava!—animó, con una sonrisa

  • 114.

    —Sí. No estaba en la mansión cuando ocurrió el ataque—dijo ella tomando asiento al otro lado del mostrador.—¿Dónde estabas entonces?—Pregunté.—No es de tu incumbencia— respondió ella rápidamente, mirándome. Sostuve mis manos arriba en son de paz, ni quería discutir ni tenía energía para hacerlo, solo quería un poco de paz, estabilidad, ambas me habían sido arrebatadas de una manera que sigo sin poder comprender.—Lo que sea. Actúas como si tu respuesta fuera relevante, me importa un carajo, solo déjame tranquila—dije colocando la última rebanada de pan en mi sándwich… Ella suspiró con cansancio, como si no entendiera o no comprendiera exactamente lo que estaba sucediendo ahí con nosotros. Como si escapara de su lógica de entendimiento esta locura que hemos hecho llamar vida por alguna extraña convención social humana donde todo lo que sucede debe tener un propósito. —¿Dónde está Hugo?—la pregunta sale sin que pueda procesar la información. De haberlo hecho probablemente no habría

  • 113.

    —Grazie—susurré, bajando la mirada e inclinándome un poco hacia atrás.Odiaba esta tensión. No sabía que esperarme ni cómo defenderme, estaba profundamente a su merced y lo peor de todo no se si él lo sabe. No se si sabe que puede tenerme cuando desee que no pondré ni la más mínima resistencia. La verdad es que en momentos como estos me siento profundamente desubicada, fuera de lugar, como si nada ni nadie pudiera hacer nada por mi y estuviera totalmente expuesta a él.Hugo envolvió su mano alrededor de mi cuello, usando su pulgar para girar mi cara hacia la suya.—¿Qué me estás haciendo?— susurró y yo creo que tenía una idea de lo que estaba hablando, pero no quería admitirlo. Al menos no en voz alta. Admitirlo en voz alta acabaría conmigo, con la poca cordura que me quedaba y consecuente fe en mi misma.Hugo me estaba arruinando. Los muros que estaba tratando de construir a su alrededor se habían derrumbado, los derrumbó con un solo toque. Esto no me había pasado antes, nunca, y pe

También te gustarán

  • Millonario & Mafioso
    Millonario & MafiosoViviana64.7K leídos
  • Sin Control
    Sin ControlAshley Desireé10.3K leídos
  • El Jefe
    El JefeViviana9.6K leídos
  • La Guardián; Destino manifiesto.
    La Guardián; Destino manifiesto.Osiris Zamora Ga9.2K leídos
  • El secreto del millonario
    El secreto del millonarioRodionChijack7.9K leídos
  • Esperando a que caiga una estrella
    Esperando a que caiga una estrellaDanny J. Cruz7.2K leídos

Libros interesantes del mismo período

  • LA ESPOSA DEL ITALIANO
  • Con la velocidad de tu amor
  • Mi pequeña Sara
  • Noches de Suspiros
  • LA ESPOSA DEL ITALIANO
  • Con la velocidad de tu amor
  • Mi pequeña Sara
  • Noches de Suspiros
Comentarios Deje su reseña en la aplicación
No hay comentarios
121 chapters
Epígrafe
Dominio/Maggie Coelho
Hay en el mundo dos clases de seres que se estremecen profundamente: la madre que encuentra a su hijo perdido, y el tigre que encuentra su presa.(...)En esta situación de espíritu, nada se le escapaba, nada le engañaba, y descubría a cada instante el fondo de la vida, de la humanidad, del destino. ¡Feliz, incluso en la angustia, aquél a quien Dios ha dado un alma digna del amor y de la desgracia! Quien no ha visto las cosas de este mundo, y el corazón de los hombres bajo esta doble luz, no ha visto nada verdadero y no sabe nada.El alma que ama y que sufre se halla en estado sublime.Por lo demás, los días se sucedían y nada nuevo surgía. Le parecía únicamente que el espacio sombrío que le quedaba por recorrer se acortaba a cada instante. Creía ya entrever distintamente el borde del abismo sin fondo.- Los miserables, Victor Hugo.
Leer más
Prefacio
Dominio/Maggie Coelho
—¿Señor Tom?—la voz de Meredith sonó horrorizada en medio de la habitación, bajo sus ojos un rastro imparable de lágrimas que no habían dudado en salir.Su estado era deplorable, el que solía ser una larga y sedosa melena negra se había convertido en un mata de pelo desordenado, lo que solía ser un hermoso rostro ovalado había sido adornado con moratones, lo que había sido un cuerpo envidiable había sido decorado con algún que otro golpe que había dejado alguna que otra herida en consecuencia de la brutalidad de los movimientos que le habían llevado a esa habitación con esos conocidos, que no tenían nada conocido ya.No creía lo que sus ojos observaban, o al menos no quería creerlo. El señor Tom había sido como un padre de ella. Del señor Keynes, siempre la había enviado en el departamento, no la veía valida, se lo podía haber imaginado, era creíble al menos pero de Tom… De Tom si que no entendía nada. Tantas noches en el bar riendo, hablando, sintiéndose especial para
Leer más
1. La muerte de Dominik
Dominio/Maggie Coelho
Adriano nunca fue la alegría de la huerta, precisamente lo contrario. Adicto a la literatura clásica, secretamente aficionado a la poesía, siempre había resultado un chico de naturaleza sensible.A sus casi, aún le quedaban un par de años para cumplirlos, treinta años, jamás había probado el calor de una mujer, totalmente por cuestión de voluntad muchas lo habían intentado a lo largo de su vida y siempre se encontraron con la misma negativa. El problema era la ausencia de interés o de ganas, no quería tener nada que ver con ninguna mujer ni en un plano sexual ni menos aún amoroso.Detestaba el genero femenino por culpa de su madre, la imagen de verla en los brazos de uno de los soldados de su padre, cuando él no terminaba ni levantar un metro del suelo, no se le iría jamás de la cabeza. Eso fue lo único que necesitó para tirar la toalla con l
Leer más
2. El funeral
Dominio/Maggie Coelho
La voz de Adriano suena tenue, como todas las palabras que salían de su boca, las mujeres no dudan incluso en momentos como ese en escanear al joven de a bajo a arriba.Paige Caruso se aleja finalmente del grupo de mujeres, todas de negro, con finos peinados y llorando como si les fuera la vida en ello. De nuevo la falsedad estaba a la orden del día en su hogar, torció una sonrisa amarga para sus adentros.—Has venido—no pudo evitar saltar a los brazos de su hijo, no se habían visto en los últimos diez años.Adriano no rechazó el abrazo de la mujer, tampoco lo correspondió, tan solo se quedó con la mirada fija en alguno de los árboles que adornaban ese fúnebre lugar esperando a que esta le dejase libre finalmente.Estático, indiferente al teatro de Paige.—¿Eso significa que aceptas tomar el relevo?—pregunta, sus ojos vuelven a dilatarse ante es
Leer más
3. Propuesta
Dominio/Maggie Coelho
El agente cayó perfectamente para apuntarlos con una pistola de uno en uno sin dejar la sorpresa de su rostro al encontrarse con que la famosa banda Cuervo era formada por enanos y un gigante.—¿Sabe que tenemos timbre el James Bonde?—pregunta James frunciendo el ceño mirando perplejo a sus hermanos, estos lo miran sin entender tampoco para observar como ahora ya tenían acceso al jardín de la casa de los Cuervo des del salón y todo gracias al agente especial.—¡Me cago en tu p**a madre, es la quinta vez esta tío!—gritó desesperado Iván al ver la puerta en el suelo rota, pues cuando entraba James borracho tampoco controlaba su fuerza y era él quién debía encargarse de ponerla de nuevo.—¿Quién cojones es este tío?—pregunta Igor con sorna mientras observa a James cargar el cuerpo de Meredith con la finalidad de llevarla a una habitación y finalmente pudiese descansar.—Madre mía…—susurra John blanqueando los ojos cansado.—Me llamo Ezra Agron y soy un agente de la ley—h
Leer más
4. El primer amor
Dominio/Maggie Coelho
Un vestido violeta, elegante, y hermoso es llevado por una figura femenina y esbelta, parecía sacada de un catálogo de modelos de alguna alta firma de moda. Poseía una cintura que sería fácilmente rodeada por unas manos grandes de hombre, el hombre en cuestión era el de sus sueños, Adriano Caruso. Su eterno amor.Ostentaba una cabellera negra, lo suficientemente lisa y larga como para escurrirse entre los dedos en una caricia, unos ojos azules cautivadores que miraban con inocencia y ternura sin esconderse, y unos labios pequeños, finos y rojizos sin necesidad de maquillaje. Esa era ella, Bianca.De todas las maneras que hay en este mundo de asesinar a una persona, la más dolorosa o al menos una de las más dolorosas es no poder compartir tu alegría con tus seres queridos. Eso ella lo sabía bien. La incertidumbre tintaba de vez en cuando su alegría de dolor y tragedia.Bianca Lombardo se miró por quinta vez en el espejo, entre emocionada, sorprendida, asustada e ilusionada.
Leer más
5. Ángel
Dominio/Maggie Coelho
22 años atrás.Una niña camina entre las sucias calles de Nueva York, descalza y con el pelo sucio, carga una recién nacida en brazos, a penas es capaz de cargarla y caminar al mismo tiempo. Camina sin parar de voltearse hacia todos los lados como si tuviese miedo de que alguien la estuviese siguiendo, primero mira hacia su derecha, luego a su izquierda, atrás y delante de forma sigilosa. En altas horas de la madrugada pocas personas se pasean, prostitutas, borrachos y algún que otro obrero son lo único que le hace compañía junto a un amanecer que está por nacer.Finalmente llega a su destino, el orfanato, una sonrisa victoriosa se forma en el rostro de la pelirroja al saber que su sacrificio había valido la pena.Para ella no había salvación pero para su hermana sí, pensó.Ella probablemente volvería a Rusia o tal vez a Alemania pero su aprecia
Leer más
6. Los Lombardo
Dominio/Maggie Coelho
Un vestido violeta, elegante, y hermoso es llevado por una figura femenina y esbelta, parecía sacada de un catálogo de modelos de alguna alta firma de moda. Poseía una cintura que sería fácilmente rodeada por unas manos grandes de hombre, el hombre en cuestión era el de sus sueños, Adriano Caruso. Su eterno amor.Ostentaba una cabellera negra, lo suficientemente lisa y larga como para escurrirse entre los dedos en una caricia, unos ojos azules cautivadores que miraban con inocencia y ternura sin esconderse, y unos labios pequeños, finos y rojizos sin necesidad de maquillaje. Esa era ella, Bianca.De todas las maneras que hay en este mundo de asesinar a una persona, la más dolorosa o al menos una de las más dolorosas es no poder compartir tu alegría con tus seres queridos. Eso ella lo sabía bien. La incertidumbre tintaba de vez en cuando su alegría de dolor y tragedia.Bianca Lom
Leer más
7. Acepto
Dominio/Maggie Coelho
Meredith se despertó en el reducido dormitorio de paredes verdes, acostada encima de una cama que se le quedaba pequeña. Abrió los ojos a pesar de las pocas ganas o mejor dicho inexistentes que tenía al apreciar que definitivamente su vida se había convertido en un sin sentido. Poco importaba el doctorado, su trabajo, su carrera o si quiera la mismísima Vivianne si lo que estaba en juego o al menos así lo había sentido durante los últimos días era nada más ni nada menos que su cuello.John Cuervo le sonrió de par en par al verla reaccionar, el pelirrojo, hizo su mayor esfuerzo por vendar y curar sus heridas a pesar de que aún y no siendo muy alta Meredith, él a penas rozaba el metro treinta.Lo único que podía hacer por esa mujer era compadecerse, no podía evitar apiadarse de ella pues era obvio que a Meredith ese mundo le quedaba tan grande como a los Cue
Leer más
8. Boda
Dominio/Maggie Coelho
La figura de un hombre alto y fornido se pasea inquieta como si en lugar de un hombre fuera una bestia, y como si en lugar de encontrarse en lo que era su hogar, estuviera en una jaula. Así se sentía Adriano en la casa de los Caruso, como una bestia enjaulada.—Bienvenido a casa, soy Sasha, la mano derecha de Dominik —sonrió el rubio con su clásico encanto, extendiendo su mano para luego estrecharse a sí mismo, al ver que el castaño no estaba para la labor.Adriano lo escanea de arriba a abajo con indiferencia.—¿Dónde has estado la última semana?—pregunta Adriano fulminando con la mirada a Ezra.—¿Perdón?—preguntó Ezra sin poder camuflar su sorpresa.—Sé quien eres—espetó Adriano con su clásico tono de voz tenue y apagado—Por eso mismo sé que desapareciste justo después de la boda de mi
Leer más
Leer más
  • Quiénes somos

    Sobre nosotrosTérminos de usoPolíticas de privacidad
  • Contacto

    ColaboraciónPalabras clave
  • Redes Sociales

    FacebookFacebook grupoinstagram