"Lo quería hacer sola." Respondió Jasmine.
"¿Y por qué no decírselo a tu padre? Él te lo habría permitido, con un equipo de guardaespaldas."
Jasmine sacudió la cabeza. "Me dijo que descansara debido a mi enfermedad. Le he dicho cien veces que ya estoy curada, pero no lo cree."
Alex miró a Jasmine, cautivado por su cutis perfecto y radiante belleza. Su largo cabello fluido enmarcaba su rostro, dándole una presencia etérea, angelical. Sin embargo, detrás de esa belleza, vislumbró un espíritu feroz e indómito, que centelleaba en sus ojos. Ella encontró el valor para rebelarse en el lugar más inesperado.
"La próxima vez, si planeas visitar un lugar como este, intenta usar algo modesto, algo que no llame la atención." Le sugirió.
"Definitivamente he aprendido mucho de esta experiencia." Respondió Jasmine con alegría.
"¡Más te vale!"
"Alex, ¿vendrás a mi banquete esta noche?" Preguntó esperanzada.
"Ya veremos." Respondió él, mirando hacia afuera con poco interés.
Los ojos de Jasmine se