Capítulo 373
—¿Juzgarme? —se burló Henny, sacudiendo la cabeza con desdén.

—¿Crees que estás calificado para hacer eso?

—¡Todos, dispárenle! Está solo... ¡nosotros somos cuarenta!

Los disparos estallaron como una tormenta. Las balas cortaron el aire, todas dirigidas a Álex.

—¡Muere, fenómeno arrogante! —gritó Henny con risa, convencida de que este era su final.

Pero la risa se convirtió en jadeos.

Las balas se detuvieron —suspendidas en el aire— a solo un metro del cuerpo de Álex, atrapadas en una pared invisible de fuerza.

—¡Es un superhumano! —gritó uno de los guardias, pálido y temblando.

Disparó de nuevo... más balas.

Sin embargo, cada disparo colgaba sin vida en el aire, impotente.

El pánico se extendió por la habitación.

En un destello de desesperación, Henny sacó su pistola y la presionó contra la cabeza de Florence.

—¡Detén esto o le vuelo los sesos!

Álex no se inmutó. Sonrió, con los ojos fijos en ella.

—Oh, por favor. Hazlo. Le harías un favor al mundo. Un parásito menos como tú. Y si te
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