Antes de que Kelly pudiera lanzar otro golpe brutal, una conmoción repentina estalló, congelando a ambos luchadores en plena acción.
—¡Miren! ¡Los Kingston acaban de llegar! —gritó urgentemente una voz desde la multitud.
Todas las miradas se dirigieron hacia la entrada mientras Jasmine caminaba con confianza a la vista, flanqueada por los cinco mejores caballeros de Vancouver.
Su presencia irradiaba autoridad, silenciando los murmullos y elevando la tensión instantáneamente.
Charles evaluó la situación rápidamente y gruñó:
—Basta. Guardemos energía: el evento principal está a punto de comenzar.
Byson miró con veneno a Kelly, acercándose para susurrar con una amenaza escalofriante:
—Tienes mucha suerte, maldita. Si no hubieran aparecido, estarías pasando la noche sangrando en mi cama.
Kelly, sin impresionarse y aburrida, se quitó de encima el insulto y se desplomó de vuelta en su silla sin decir palabra.
Álex se inclinó hacia adelante, su voz helada y precisa:
—Si realmente lo hubiera i