—Dra. Joana —ronroneó Jasmine con una sonrisa tímida, inclinándose hacia adelante con gracia depredadora—. Esta información es el secreto más profundo de nuestra empresa. Pero, si estás dispuesta a unirte a nosotros formalmente, con gusto revelaré la mente maestra detrás del Elixir Esmeralda—siempre que él esté dispuesto a mostrar su mano.
—Ciertamente sabes cómo jugar tus cartas, ¿no es así? —replicó Joana amargamente, reconociendo la trampa cuidadosamente tendida de Jasmine—. Está bien, dame el maldito contrato. Firmaré.
La secretaria de Jasmine produjo rápidamente el documento, y Joana garabateó su firma, sellando su destino.
Mientras tanto, Jasmine lanzó una mirada traviesa hacia Álex, los ojos brillando con diversión astuta.
—¿Puedo revelar al genio detrás de nuestro elixir ahora?
Álex frunció el ceño ligeramente, irritado por la manipulación descarada de Jasmine.
Claramente, ella lo veía como nada más que carnada para atrapar a la Dra. Joana.
—Bien —suspiró Álex resignadamente—.