—¿Jericho Kane? ¿Qué quiere con la Raíz del Cielo? —preguntó Álex.
—Escuché que su hija sufre de una condición cardíaca genética rara, y piensa que la Raíz del Cielo puede salvarla —explicó Kelly, mirando a Álex.
—¿Bella Kane? —repitió Álex.
—Sí —confirmó Kelly.
Álex soltó un suspiro cansado. Se imaginó a Bella ocultando su dolor bajo una fachada elegante. No era de extrañar que Jericho Kane consintiera cada capricho suyo y excusara sus peores hábitos.
—Álex, ¿cómo deberíamos manejar esto? —preguntó Kelly, su tono perturbado por las noticias.
—Tengo que poner mis manos en esa Raíz del Cielo —declaró Álex sin vacilación.
—No hay tiempo que perder. Me dirigiré a Vermont hoy.
Salió de la clínica y se quedó atónito al ver a un grupo de desamparados chocando con dos matones brutales cargando un tambor.
Las miradas en las caras de esos matones dejaban claro que no tramaban nada bueno.
—¿Qué está pasando aquí? —exigió Álex.
—Doc, estos dos patanes estaban a punto de verter aceite alrededor de