Sofía levantó las manos exasperada — ¡Espera, Álex! Eso no es lo que yo... —
Nunca tuvo la oportunidad de terminar. Casi como si estuviera previsto, el supervisor se apresuró a intervenir.
En un lugar así, donde los VIP luchan por dominancia humillando a sus rivales, los sin estatus tenían pocas opciones.
Cuando los elefantes pelean, es la hierba la que sufre.
Sin autoridad real, el personal no tuvo más remedio que llamar a su superior.
Al fin y al cabo, si no tienes espada, debes bailar a la sombra de quienes sí la tienen.
El funcionario llegó en forma de un gerente bien vestido, cuya presencia silenció el lugar.
Aclarándose la garganta, avanzó con una fría eficiencia.
— Soy el gerente general — anunció, su voz cortando la tensión —¿En qué puedo ayudarles?
Jack prácticamente le clavó un dedo en la cara a Álex.
—¡Por fin! Escucha, tenemos a un parásito aquí — gruñó — Quiero que lo echen ahora. Me niego a comer con un don nadie en el mismo restaurante.
El gerente arqueó una ceja — Señor