Álex negó con la cabeza amargamente, ojos ardiendo de incredulidad.
—¿Así que es eso, eh? ¿Solo porque soy pobre, cada crimen cae sobre mí? Ustedes son increíbles.
—¿Ninguno de ustedes puede ver? ¡Charles es el monstruo aquí! ¡Estaba a punto de agredir a Sofía!
Florence se rió burlonamente, ojos entrecerrados de desprecio.
—¿Charles? ¿Agrediendo a Sofía? ¡Si Charles decidiera llevarse a Sofía a la cama, haríamos una maldita celebración! Eso sería matrimonio, no agresión.
—Pero tú, una sanguijuela inútil sin dos pesos que frotar juntos, tratas de tocar a mi hija. Eso no es afecto, es agresión. ¡Es violación!
Álex sonrió fríamente, la furia quemándose hasta entumecimiento. —Entiendo. Nada de lo que diga importa mientras mi billetera esté vacía, ¿verdad? Está bien. Como quieran, ya no me importa un carajo.
Se volteó bruscamente, dirigiéndose a la puerta.
Jack explotó de su asiento, ojos salvajes de rabia.
—¿Crees que vas a pasearte fuera de aquí después de lo que le hiciste a mi hermana?