Alison despertó lentamente, su cuerpo estaba completamente dolorido por la intensidad de la noche anterior. Cada músculo parecía arder y sus piernas difícilmente podían moverse. Al principio, su mente estaba nublada, confundida entre el cansancio y la sensación de satisfacción que aún permanecía en su piel. Pero algo la trajo de vuelta a la realidad: el sonido del agua corriendo en la ducha.
Zane se estaba duchando.
Alison parpadeó varias veces mientras se acostumbraba a la luz tenue que entraba por las ventanas. Podía oír el suave murmullo del agua cayendo, y por un momento pensó en volver a cerrar los ojos y disfrutar de la sensación de descanso. Sin embargo, la inquietud se apoderó de ella. Desde que conoció a Zane, había sentido esa tensión constante, no era solo la atracción que tenía él, era también esa sensación de que había algo que él ocultaba, algo que ella quería descubrir. Y ahora, en medio de todo ese placer, el misterio de su identidad, de quién era realmente, se aferraba