Su beso, aunque rudo me dejo la mente en blanco, mi cuerpo respondía tan bien a sus caricias como si hubiéramos sido amantes de toda la vida, inconscientemente alce mis brazos y rodee su cuello, deje que mi cuerpo se hiciera cargo de la situación.
Los besos subieron de tonos cada vez más, nuestros cuerpos calientes rodaban por las finas sabanas de satín, sentía cosquilleos en todo mi ser, una corriente eléctrica que me hacía estremecer por completo, me perdí en ese mundo de sensaciones nuevas, olvidando todo en un instante.
Mis manos vagaron por su fina cintura, abdomen y senos, descendían poco a poco, estaba perdiendo la cordura entre sus brazos que me sujetaban como si de eso dependiera su vida, no pensé en ningún momento que esto iba a pasar, no me prepare para esto.Siendo un total inexperto deje su boca, bese ligeramente sus mejillas, bese su cuello níveo, mareándome con su delicioso aroma, me hablo muy suave al oído
—¿Estás seguro de lo que vas a hacer?si empezamos algo, dudo que