—Estaba mojada por ti —Clara le sonrió.
Después de hacer el amor en la sala, se bañaron juntos. Fue en la habitación donde Bruno expresó sus preocupaciones, diciendo. —Clara, lamento haber dudado de nuestra relación. El estrés me está consumiendo, pero tienes razón; nuestro bebé es más importante que los clientes que hemos perdido. Encontraré la manera de conseguir más clientes.
—Quiero decir, el oro es oro, y siempre habrá compradores interesados. Supongo que solo necesito expandir nuestro mercado —comentó Bruno—. Pero aparte de eso, tengo algunas preocupaciones.
—¿Qué pasa? —preguntó Clara.
—Siempre me estás llamando y mandando mensajes —se quejó—. A pesar de saber lo ocupado que estoy.
—Es porque estoy aburrida —dijo Clara.
—Exactamente, entonces ¿por qué no te ocupas en algo? ¿Qué tal si estudias? Podrías prepararte para sacar una carrera después de dar a luz y luego trabajar —sugirió Bruno—. Mis amigos te comparan con Raquel, y no quiero que te etiqueten como alguien que no tiene