—Entonces tienes la familia completa —comentó y se rió.
—Algo así. —Entonces escuché un alboroto.
—¿Dónde está mi mujer? —escuché que decía la voz reconocible del autor. Abro los ojos con sorpresa.
—Te buscaré una toalla —dijo Sebastián rápidamente y desapareció de mi vista en menos de 2 minutos. Ya se encontraba frente a mí con una toalla, pero miraba hacia otro lado.
—Rápido —mencioné mientras me vestía a la velocidad de la luz. Me puse el vestido y Sebastián estaba de espaldas, vigilando que no viniera nadie.
—Están corriendo hacia el otro lado —comentó divertido.
—No quiero ver lo que me espera —comenté mientras introducí