Le había dolido ver esa horrible marca en su cuello, pero no tenía derecho a que le molestara, ellos dos no eran nada, entendía que Adrien era hombre y debía de tener ciertas necesidades, aunque sinceramente le gustaría que las satisficiera con ella, pero eso no podría decírselo, pensaría que era una cualquiera.
—Oigan chicos., ¿Será que Adrien y Lucien bajaran a desayunar? Está bien que es sábado, pero ya es tarde, ellos siempre bajan temprano.
—Esos dos están de lo más raros.
—Si les contara lo que he investigado.
—Ah, no hermanito, a mí no me dejas con la duda, ahora me dices.
—Ya sé quien ha besado a Lucien.
—¿Sabes quién es el chico por el que se ha preocupado por aprender a besar?
—Así es.
—Ya no la hagas de emoción y cuéntanos.
—Ni más ni menos que mi hermanito Demian Adrien.
—Dido, eso es serio, no estés inventando.
—No lo hago hermanita, de esto va a salir algo serio, puedo asegurarlo.
Escucharon ruido en las escaleras, inmediatamente cambiaron el tema, era Adrien.
—Buenos dí