NARRADOR OMNISCIENTE
La noche envolvía el aeropuerto privado como un manto pesado y silencioso. Las luces de las pistas titilaban a lo lejos, apenas visibles tras la niebla que se arremolinaba bajo la pálida luna. El ambiente estaba cargado de misterio, un silencio inquietante, roto, únicamente por el sonido de un motor que se acercaba.
Un automóvil negro, brillante como la obsidiana, apareció desde la carretera solitaria, deteniéndose frente a las escaleras de un jet privado. El chofer, vestido impecablemente con un traje negro y guantes blancos, descendió con una precisión casi militar. Ajustó el borde de su sombrero mientras observaba con calma la puerta del avión abrirse lentamente.
Un hombre apareció en el umbral. Aunque los años se reflejaban en las líneas suaves de su rostro, su porte seguía siendo imponente. De cabello castaño cuidadosamente peinado y ojos verdes que parecían atravesar la oscuridad, vestía un traje azul marino que brillaba bajo las luces del avión. La corbata