La mirada de Henri vaciló. Abrió la boca para responder, pero las palabras parecían no salir. Solo bajó el rostro, dominado por la culpa.
Catarina continuó, dejando que el dolor se desbordara en su voz.
— Me heriste, Henri. Y, aun así, intenté creer que había algo bueno en ti… pero cada vez que me a