Todavía estaba oscuro afuera cuando Catarina se levantó de la cama. Había pasado otra noche sin conseguir dormir. Se vistió en silencio y fue a la cocina a preparar el café, pero, al llegar, encontró a su madre ya despierta.
— Buenos días, hija — dijo Andrea, recibiéndola con una sonrisa.
— Buenos d