Al ver entrar a la pareja, Mariana se incorporó de un salto y corrió hacia Noah, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ella.
— ¡Oh, Noah! ¡Cuánto tiempo! — exclamó, abrazándolo y besándole la mejilla.
— ¿Cómo estás, Mariana? — respondió él, sonriendo con cortesía y alejándose del abrazo co