— ¿Qué querrá esa mujer? — preguntó Elisa, sintiendo cómo el nerviosismo le oprimía el pecho.
— No lo sé — respondió Noah, sin apartar los ojos de la pantalla del celular.
— ¿No vas a contestar, verdad? — insistió ella, preocupada por lo que esa llamada pudiera significar.
— ¿Tú qué crees? — replicó