— ¿Qué pasó? — Henri ya estaba a su lado, de pie, observando los pedazos de vidrio esparcidos por el suelo.
Al darse cuenta de que ya no podía escapar, Eloá se detuvo. Cerró los ojos por un instante, tratando de contener la frustración antes de responder.
— No fue nada… simplemente tropecé sin quere