En cuanto volvió a la habitación, Eloá encontró a su hermana ya lista, vestida con ropa de playa y una gran sonrisa en el rostro.
— ¿Dónde estabas? —preguntó Elisa, animada.
— Fui a tomar agua —respondió con la mirada distante, sin emoción en la voz.
Contagiada por la emoción del día, Elisa no notó