— Ay, Rora, perdón, yo sabía que no tomabas nada con alcohol, pero no pensé que esa trufita te haría eso.
— Está bien, Rafa, ni yo imaginaba que eso iba a pasar.
— Toma este vaso de agua. — Me extendió la mano con un vaso. — Solo por eso, hoy en la noche yo pago la cuenta.
— ¿En serio?
— Pero no te acostumbres, ¿eh? —dijo, pasándome la mano por la espalda. — Mira, estaba pensando, podríamos invitar a Tasio para que venga con nosotras.
— ¿Estás loca? ¿Por qué haríamos eso?
— Bueno, está bien, si no quieres. —respondió desanimada.
En la noche, me estaba arreglando. Decidí ponerme el mismo pantalón que usé en la feria agropecuaria, regalo de Denise, pero cuando fui a abotonarlo, me costó un poco.
Estaba alimentándome mejor, porque decidí que no dejaría que mi cuerpo sufriera por mis problemas. Rafaela tocó el claxon frente a mi casa. Tenía coche, lo cual era bueno porque así podíamos ir a lugares más lejanos. Yo siempre la ayudaba con la gasolina, aunque ella insistía en que no era neces