No tenía idea de cuánto tiempo había estado dentro de aquella capilla, pero aprovechó para rezar y pedirle a Dios un poco de sabiduría y orientación sobre cómo proceder de ahora en adelante.
Cuando salió de allí, caminó hacia la sala de observación y se aterró al no encontrar a su hija ni a la niñera.
"Ethan se la llevó", pensó desesperadamente.
Buscando información, una enfermera la tranquilizó, diciéndole que la niña había sido llevada a una habitación privada, a petición del padre.
Al entrar en la habitación donde estaba su hija, encontró a Ethan sentado en un sillón, sosteniéndola en brazos, mientras Marta estaba sentada en otro sillón, revisando su celular.
—¿Puedes darnos un minuto, Marta? —preguntó educadamente.
Marta asintió y se levantó, abriendo la puerta y saliendo.
A solas con él, se sentó en el sillón donde estaba Marta y se quedó observándolo con la niña en brazos.
Él ignoraba su presencia.
Como sabía que estaba siendo ignorada, decidió empezar a hablar.
—¿Por qué la camb