Ya era cerca de las diez de la noche cuando Mateo tocó a la puerta del apartamento de Sofía.
— Fuiste rápido — dijo al abrir la puerta.
— Me emocioné tanto con tu invitación que agarré la primera ropa que encontré. Solo en el camino me di cuenta de que no debía vestirme de cualquier manera — explicó.
Mateo vestía ropa de tonos oscuros y encima, un abrigo negro.
— No necesitas mucho, cualquier cosa te queda bien. Estás guapo.
Sus ojos brillaron al recibir el cumplido, lo que la hizo sentir incómoda.
No debería haber dicho eso.
— Entra, ya casi salimos, solo falta que Kate esté lista.
Él entró y se encontró con Daniel en la sala. Antes de saludarlo, le dio un discreto vistazo al hombre.
— Buenas noches.
— Buenas noches — respondió Daniel.
Los dos comenzaron a conversar en la sala, y Sofía fue al cuarto de Kate para ver si ya estaba lista.
— ¿Y bien, falta mucho?
Preguntó, entrando en la habitación y encontrando a su amiga terminando de delinearse los ojos.
— No, ya casi estoy lista — res