46 No fue casualidad.

Melody caminaba por los amplios pasillos del hospital Bach, sin poder creer lo cruel que podían ser las casualidades, ya que años atrás, ella camino por aquel lugar, e incluso ingreso en la habitación 232, para despedirse de Tiago, el esposo de su hija y a quien ella había adoptado como un hijo, ese latino de amplia sonrisa, que tan feliz había hecho a su hija, pero había más, mucho más, la habitación 232 también fue donde Lucero Bach fue llevada luego de tener a su hijo, el cual nació muerto, la esposa de Eros Zabet, su sobrino, había estado en aquella habitación, y ella también había caminado por el luminoso y pulcro lugar en esa ocasión, ¿acaso no se suponía que la muerte y la desgracias estaban cubiertas de oscuridad? Melody sabia que

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