Después de tomar un baño, Alena va caminando nerviosa a la sala de juntas.

En el camino no deja de pensar en los ojos de esa loba. Unos ojos que se veían atormentados en cada uno de los ataques. Por eso mismo se había contenido de lastimarla. Se había mantenido alejada de ella, sin regresar los ataques.

“¿Quién eres? ¿Por qué lo haces?” Se pregunta ella.

Al instante en el que abre la puerta nota que están presentes Agneo, Beta, Igor, Peter y Leo.

Ella contiene el aliento solo un instante, sin embargo disimula su sorpresa y continúa caminando.

“Esto debe ser bastante grave para tener a todos presentes” piensa Alena al mismo tiempo que cierra la puerta detrás de ella y se coloca a un lado de Alfa Randolf, como la luna que era.

— Los he citado aquí para dar una declaración completamente formal e instantánea.

Todos guardan silencio, sorprendidos, sin comprender de qué se trataba.

Randolf se gira para mirar a los ojos, directamente a los ojos a su luna.

“No pienso perderte, Alena. No pienso