Capítulo 88.
El tiempo pasa y la voz se corre, todos los miembros de la manada se enteran que la Luna está debatiéndose entre la vida y la muerte, por un envenenamiento de extracto de plata.
De forma contundente le llega por el enlace mental la noticia a Dionisio quien comienza a vestirse de forma desesperada.
Luz quien se encuentra completamente adormecida por el placer que la recorría después de un maravilloso orgasmo, lo toma de la muñeca.
— No te vayas, no me dejes…
— Déjame ir…
— Por favor, de cualquier manera no puedes hacer nada…
— ¡Todo fue por ti! ¡por ti! ¡Suéltame!— grita Dionisio, lleno de coraje e ira— de no haber estado cogiendo contigo, nada de esto le hubiera sucedido.
En ese momento él comienza a dirigirse a la puerta, saliendo de manera decidida a encontrarse con la Luna y ver su situación con sus propios ojos.
— No, espera, no te vayas— dice ella al mismo tiempo que corre completamente desnuda detrás de su mate y lo abraza por la espalda,— no te vayas, no me dejes, por favor