Capítulo 52.
En ese instante, Elliot, como si de un cazador se tratara, en busca de su presa, se distrae y desvía de su dirección al darse cuenta de la presencia de la Luna.

— Oh, querida Luna, qué sorpresa encontrarla en medio de la noche, tan sola… tan fría y carente de calor— declara él al mismo tiempo que se acerca y Alena arruga la nariz al darse cuenta de la enorme excitación que emanaba del cuerpo de Elliot, poniéndola completamente alerta y en una repulsión automática contra él.

— Necesito que se mantenga en un área prudente. Recuerde que usted es un miembro más de la manada a la que cuido— declara Alena con una forma fría y tajante para ponerle un alto.

Elliot se detiene de manera automática y una sonrisa petulante aparece en su rostro.

— Vaya, vaya, como que está corriendo el tiempo demasiado rápido como para una ausencia imprevista de parte del alfa, ¿no cree Luna?

En ese momento, Alena se envara, evitando que él note el nerviosismo que corre por sus venas.

— Como que está siendo demas
Alana Aguilar

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