Capítulo 44.
En la sala de reuniones se encuentran presentes absolutamente todos los miembros del consejo además de Alfa Randolf y Alena y están alrededor de la mesa extendida de madera.
Las miradas filosas de parte de Peter y de otros miembros del consejo que estaban de su parte parecían dagas que atravesaban el cuerpo de la Luna.
— Me parece inaudito, desesperante y sobre todo preocupante que no tengamos un mensajero de la alianza que represente nuestro territorio, poder y manada, para extender nuestro poder a cada uno de los pueblos con los que podemos hacer tratos y negocios— declara Peter, con un aura de poder completamente practicado y perfeccionado, y una indignación que destilaba en cada palabra.
— Así es— continúa Leo, otro miembro del consejo al mismo tiempo que carraspea para continuar con su discurso— Es indispensable contar con alguien que dé voz y un nombre de prestigio a la manada, esta es una responsabilidad que no cualquiera puede sobrellevar.
Leo y Peter conectan la mirada uno