Capítulo 45.
El impacto de la bofetada de Alena fue con tanta fuerza que la hace girar y caer sobre al suelo lleno de lodo.
— Te he permitido demasiadas faltas de respeto, demasiados arranques de ira— declara Alena, aún mirándola desde arriba.
Isobel aún se encuentra desconcertada ante el atrevimiento de Alena por haberla abofeteado y puesto en ridículo frente a todos los guerreros.
— Pero vale más que te acostumbres a estar siempre mirándome hacia arriba, Isobel, porque una cosa es clara, por más ideas que te hagas, la realidad no deja de ser lo que es— declara ella de manera contundente.
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Alena se encuentra en medio del bosque, al mismo tiempo que espera la llegada de alguien.
Su rostro, así como todos los movimientos en su cuerpo, muestran una ansiedad imposible de ocultar. De manera inevitable, como su tic nervioso siempre le dictaba, Alena se mordía de manera ligera la palma de la mano.
~ Tranquila~ decía su loba, ~todo sucederá como lo tenemos planeado.~
~ Siempre ha