Capítulo 40.
En la oficina lunar, donde Alena sólo puede tener dentro a quienes les da explícitamente el permiso, se encuentra con Todd y ella se mantiene mordiéndose un labio de manera nerviosa.
Ella se gira hacia la ventana dándole la espalda al guerrero y levanta su mano para morderse un poco la palma. Estaba nerviosa y necesitaba dejar todo claro desde el primer momento.
— Todd, tú eres uno de los guerreros más fieles de Alfa Randolf, ¿verdad? — cuestiona con una voz más tranquila de lo que se sentía realmente.
Todd se mantiene en una perspectiva calmada, pero responde con total sinceridad.
— Así es, todos los guerreros tenemos una promesa de silencio y lealtad ante nuestros líderes.
— Muy bien— declara Alena dándose media vuelta un poco más confiada para enfrentar al guerrero y dice mirándolo directamente a los ojos.
— Tus líderes son tanto el Alfa como la Luna, ¿verdad?
Ante esa pregunta tan inesperada, Todd, el guerrero alfa, asiente en silencio con la cabeza sospechando cuáles eran sus ve