El momento había llegado.

Alena se concentra en observar la imagen imponente y llena de poder que se presenta en el reflejo del espejo.

— Sí, esta soy yo— declara con una fuerza y vigor que tenía demasiado tiempo sin experimentar. Esta mujer fuerte, poderosa e imponente es la que siempre he sido — continua, observando el brillo sutil en cada movimiento que se refleja en ese vestido oscuro, completamente negro, captando cada rayo de luz y expulsándolo al exterior.

— Luces hermosa Alena— susurra a Johana al mismo tiempo que la observa, caminar en dirección de la puerta.

— Gracias— susurra ella— Johana, recuerda, siempre mantente cerca de mí. No sé con qué vaya a enfrentarme o incluso si se nieguen a aceptarme igual que los miembros del consejo.

Johana asiente de manera discreta y la deja avanzar por el enorme y largo castillo, repleto de pequeñas molduras en las rocas, marcando su historia y victorias, enorgulleciendo la vasta historia de la manada Colmillo Sombrío.

En el instante en