Capítulo 109.
El sol se esconde por el horizonte y Alfa Randolf, así como cada uno de los guerreros que lo acompañaban, estaban llegando al castillo, el mismo lugar de su manada que se suponía debía estar seguro e inquebrantable.
Sin embargo, en el instante en que sus guerreros alcanzan a identificar el estado tan deplorable y el dolor a hollín que los estaba inundando, Randolf teme lo peor.
“ ¡No, Alena, no, por favor, no pude haberte perdido!”
En ese momento el lobo de Randolf comienza a correr desesperado en un intento por encontrar una posible solución.
La guardería, el lugar donde se encontraban cada uno de los cachorros, estaba completamente vuelto cenizas al mismo tiempo que el lugar de honor de guerreros veteranos, se había derrumbado a volverse solamente una montaña de escombros.
~ ¡Busquen a su Luna! ¡Ahora es una orden!~ Randolf se sentía igual que cuando la había visto enlazarse con otro.
Su cuerpo había dejado de reaccionar ante sus indicaciones y una corriente electica había comenzad