Capítulo 106.
Alena se mantiene a la expectativa de cualquier palabra que diga su alfa.
Sin embargo, en ese momento Randolf se acerca y coloca ambas manos rodeando la cintura de Alena, tratando de tranquilizarla.
Randolf decide comenzar.
— Tengo demasiadas lunas buscando a los cazadores. Es el grupo de criaturas desgraciadas que se concentran en hacer tráfico con las garras de los licántropos.
Alena jadea ante la confesión.
— ¿De qué hablas?
Randolf la había tratado de mantener en la oscuridad de la mayor cantidad de detalles posibles, sin embargo, en ese momento era inevitable.
— Escucha, hay una maldita criatura que se hace llamar el príncipe. Ese ser se encarga de torturar a cada uno de los licántropos para extraer sus garras y venderlas hechas polvo.
— Eso sería horrible— dice Alena, al mismo tiempo que piensa en el dolor tan descomunal que atraviesa a cada uno de los guerreros que tuvieran esa tortura.
— Sí, en ese momento hemos identificado el punto de reunión de ese grupo. Son nómadas, se mue