Iniciando la semana, a primera hora de la mañana, Noah fue a recoger a Allegra y a Mirai para llevarlas al trabajo de ella
—¿Ya están listas? — dijo después de saludarlas
—Si, ya estamos listas— dijo la pelirroja
—Papá Noah, es cierto que van a tomar turnos para cuidarme un día tú un día mami— la niña hablaba con ilusión
—Sí, preciosa— la tomó en sus brazos— ahora como soy tu papá te voy a cuidar yo también
—Qué bien— dijo abrazándolo— me gusta tenerte como papá
—Y a mí me encanta tenerte como hija— le dijo besándola en la frente
—Y ya me estoy acostumbrando a no decirte señor Noah— señaló ella
—Eso me agrada si me dices señor Noah me siento viejo muy muy viejo— la niña que lo observaba con ojos divertidos comenzó a reír
—Ahora deja ayudar a mamá a subir las cosas al coche para irnos— dijo mientras la sentaba en un sillón y se encaminaba hacia Allegra que estaba terminando de preparar las cosas
Noah ayudó a subir el nuevo cochecito de la niña y las demás cosas que necesitaría