Acostumbrarme a despertar solo todos los días en toda mi vida parecía ser lo mejor, pero sentirlo aferrado a mi cuerpo es malditamente agradable.
Sentir su respiración en mi cuello se ha vuelto la mejor caricia de estas 3 mañanas, este maldito Alfa está haciendo que me acostumbrara para luego no poder deshacerme de él.
Apartó su brazo saliendo de la cama para ir al baño y ducharme.
Debo ir a la revista para una reunión para la próxima temporada, sé que Diego no dejará que me fuera solo, así que me resigno a saber que irá conmigo.
Saliendo de la ducha con la cintura ceñida con la toalla y otra en mi mano secando mi cabello, Diego se encontraba sentado en la cama viéndome.
— ¿Qué estás haciendo? — me pregunta gruñéndome.
— Sabes que debo ir a la revista, Diego— Digo con agobio, no puedo creer que así iniciemos el día.
— ¿Por qué te duchaste? Mi aroma ya no está en ti— Sonrío por esa tontería.
— Diego, para el mundo tu aroma es igual al mío, nadie notará que no lo tengo.
— ¡Pero yo si lo