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COMBATE CUERPO A CUERPO

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- Mari, por favor, dime cuándo. - Margareth insistió una vez más.

- Es sólo el amanecer, por ....

- Lo prometiste, Mari -Margaret se cruzó de brazos a la altura del pecho-, creía que eras una mujer de palabra, pero por lo que veo...

Mari pone los ojos en blanco, no hacía ni media hora que los tímidos rayos del sol naciente habían atravesado las ventanas y Margareth ya estaba a sus pies atormentándola con la promesa que hizo hace diez años.

Cuando había salvado a la pequeña niña de diez años de ser esclavizada o devorada por las bestias licántropas, para sacarla de la profunda depresión que se apoderaba de