Ignazio despertó desorientado, pero poco a poco lo recuerdos de lo sucedido llenaron su mente. Luciana se había entregado a él, había clamado por sus besos y caricias.
Abrió los ojos y la buscó con la mirada. Un nudo se formó en su estómago cuando se dio cuenta que el espacio a su lado estaba vacío. Se le ocurrieron las peores posibilidades. ¿Y si Luciana se había arrepentido?
Entró al baño y se dio la ducha más rápida de su vida y salió en busca de ella. Primero fue a su habitación, pero luego de llamar a la puerta y revisar el interior supo que ella no estaba allí.
Entonces, un pensamiento lo paralizó. ¿Qué tal si ella se había sentido demasiado ofuscada luego de lo sucedido y había decidido marcharse?
—Mald1ción.
Corrió hacia el primer piso asustado. Ella estaría en peligro si ponía un pie fuera de la casa. Rodolfo la encontraría y le haría daño. E iba a ser su culpa por ponerla en aquella situación.
Estaba en la sala cuando un sonido llamó su atención. Era la voz de Luciana —la