18. Tarde de chicas.
Ana llegó a la oficina de Alexandra Tcherassi y tocó un par de veces la puerta, su secretaria no estaba y le parecía de muy mal gusto entrar sin tocar, así que esperó a que la mujer le hablara al otro lado y así lo hizo.
—Hola —le dijo ella apenas entró y Alexandra le sonrió mientras empacaba algo en una mochila —Eduardo me dijo que viniera a verte —Alexandra le sonrió de lado a lado y a Ana pareció intimidarle un poco aquella sonrisa.
—¿Estás lista para una aventura? —Ana movió la cabeza afirmativamente, aunque no estaba muy segura a qué se refería.
—Vamos a hacer algo un poco ilegal —le dijo la periodista tendiéndole la mochila —Bueno, más bien muy ilegal — vio salir a la mujer con paso decidido y la siguió torpemente y cuando la alcanzó en el ascensor le preguntó con un tono que intentó sonar casual pero que en realidad le salió ansioso.
—¿Exactamente a qué te refieres con ilegal? —Alexandra se la quedó mirando un momento, como si calificara las cualidades de Ana para lo que estuvi