Capítulo 8.
La calidez se le subió a las mejillas a Nessi, el aliento mentolado le golpeó el rostro y con la mirada amielada que este le dedicó toda la coherencia que debía tener se había esfumado.
—¿Qué te hace pensar que tú y yo funcionamos en algo así? —miró sus labios. —Somos tan iguales que no podemos compenetrar.
—¿Aceptas o te rindes? —la castaña sonrió mirando su clavícula salpicada. —Sabes que puedes conmigo.
—Sueñas. —se dio la vuelta liberando sus manos. —No estoy para juegos. Menos para ver a un tipo “todo lo puedo” alzar más su ego. Ten un buen día, Anthony.
—Dicen que eres la reina del hielo o de las tinieblas, pero solo es una máscara. —le dijo desde su espalda. —Las usas para otros, pero jamás van a cubrirte de tí misma.
El neoyorquino solo pudo ver como ella se volvió a subir a su camioneta, dejándolo anonadado por el cambio tan repentino. Estaba seguro que iba a aceptar. Que había logrado sacar esa destrucción que llevaba por dentro, pero no fue así.
La alemana al parecer t