Valentina, tras perder cinco millones de dólares en inversiones bursátiles, quedó devastada. El ambiente en los Reyes era sombrío.
Cinco millones de dólares eran una suma considerable incluso para los Reyes. Si bien no amenazaba sus cimientos, sí tambaleaba la altivez y la obstinada confianza de Valentina. Para una mujer de su temple, el golpe fue demasiado fuerte.
Los Lagos, por su parte, no aflojaban la presión y seguían planeando cómo atacar a los Reyes. Las hermanas Reyes, con la moral por los suelos, apenas podían hacer frente.
Isabella observaba el abatimiento de los Reyes con el ceño fruncido.
Con método y orden, tomó las riendas temporalmente, ejerciendo la autoridad de Valentina para que la gente de la empresa trabajara y contrarrestar la ofensiva de los Lagos.
Después de varios días, a pesar de su gran capacidad, estaba exhausta.
Comenzó a reflexionar sobre la causa fundamental de esta situación. Pronto tuvo una revelación.
—Gabriel… —murmuró un nombre.
Isabella era diferente