—Valentina, esa empresa Tecnoforja apareció en las noticias hace unos meses. Sus productos resultaron ser fraudulentos, lo que arruinó su reputación. No solo fue incluida en la lista negra de la bolsa, sino que sus acciones se desplomaron y continúan perdiendo valor...
En la mansión de los Reyes, viendo que Valentina planeaba invertir tres millones de dólares en acciones de Tecnoforja, Isabella estaba preocupada.
—Según mis predicciones, Tecnoforja no sobrevivirá ni tres meses. No deberíamos comprar sus acciones. Si lo hacemos, ¡perderemos todo el dinero! —intentaba persuadirla desesperadamente.
Sin embargo, Valentina, llena de confianza, se mantenía firme en su decisión.
—Isabella, siempre has sido inteligente, pero tu conocimiento del mercado bursátil es limitado, por lo que tu visión también lo es. No es tu culpa —dijo sonriendo.
Isabella intentó persuadirla nuevamente.
—¡Me llaman la diosa de las acciones de Puerto Luminoso! ¡Nunca he fallado en una inversión! ¡Mi criterio nunca se