— Andrea, acompaña al señor Diego con una copa —dijo con mirada intimidante.
Andrea, apretando los dientes, levantó su copa para brindar con Diego y la bebió de un trago.
Tras beber el vino, comenzó a sentirse mareada.
— Camila, creo que estoy borracha... —murmuró antes de desplomarse sobre la mesa.
— Señor Diego, ahora depende de usted —sonrió Camila con una mirada insinuante.
Diego sonrió y se dispuso a acercarse a Andrea.
Al aproximarse, su expresión cambió súbitamente.
Esta chica... ¿por qué se parecía tanto a Sofía?
— ¿Cómo la llamaste? —preguntó Diego frunciendo el ceño.
— Andrea, se llama Andrea... —respondió Camila.
— ¿No tiene una hermana llamada Sofía? —el rostro de Diego mostró pánico.
— ¿Qué? ¿El señor Diego la conoce? —Camila sintió un mal presentimiento.
— ¡Camila! —rugió Diego repentinamente.
— ¡Mujer malvada y loca! ¡Quieres que me maten! —saltó de la silla, furioso, señalando a Camila con el dedo.
Camila quedó perpleja.
No entendía por qué Diego reaccionaba así al sabe