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Marcelo_

Tener en mis brazos a Leah es algo maravilloso, hermoso, único. Fue mucho mejor de lo que me había imaginado, la piel de Leah es tersa, suave, blanca, esos lunares en su espalda además de ese tatuaje joder.

Al menos me hizo pasar un buen momento y así olvidarme por completo el desplante de mis padres.

—Buenos días —ella venía llegando a la cama con una taza de café en la mano— ten, es lo único que hay en la habitación.

—Bien día Vita mía —me senté en la cama—, se supone que deba ser yo quien te traiga el café a la cama.

—Déjame hacerlo solo por esta vez —me sonrió y me dio un beso corto— creo que deberíamos regresar a la casa.

—Claro, pero desayunemos primero ¿qué dices?

—Esta bien —se subió a mi regazo y me quito la taza para dejarla en la mesa— ¿Cómo estás?

—Bien Vita mía, ahora que estamos juntos mucho mejor —ella acariciaba mi barba— ¿Sucede algo?

—Si, lo que le dijiste a tus padres en la fiesta.. Aunque fueron muchas, hay una que llamo mi atención y fue de que tu padre
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