Nadina
Todos nos reíamos, a pesar de que algo pasaba en el ambiente. Referente a lo de Fernanda, nadie se metía con ella, nos quedamos mirando la pantalla, se sintió vulnerable. Siempre había mostrado esa coraza de hombre rudo, pero en el fondo tenía un corazón inmenso, gentil y protector. Nunca entendí ese amor a los riesgos. Pero así era él. Amaba la adrenalina.
—Los extraño.
No dábamos crédito a lo que escuchábamos. Se puso sentimental, cuando estaba recién parida, cuando tenía esta sensación de no sé qué me pasaba.
» No llores, Nadi, pero la verdad los extraño: quién iba a pensar que me harían falta los regaños de papá, las comidas de mamá los fines de semana, así mi hermana, cocine más rico. Regresa pronto enana, quiero cargar a mis pequeñas sobrinas.
Se quedó callado, nos miró a cada uno. Supimos en ese momento de su dilema para decirnos sin hablar lo mucho que nos amaba. No solo tenía un marido a quien le costaba decirnos las cosas o abrir su corazón, mi hermano era nulo ante e