Durante las vacaciones de invierno, la madre de Hugo me llamaba sin parar.
—Se acerca la Navidad. Celebramos la Navidad juntos todos los años. ¿Cuándo volverás?
No quise volver, pero los padres de Hugo me criaron, así que no podía ser tan cruel. Luego de pensarlo un tiempo, compré un billete de barco y regresé a la Tribu Alba con un montón de especialidades locales.
En cuanto entré en la villa, oí la estridente reprimenda de Sara.
—Hugo, ¿cómo has podido hacerme esto? ¡Estoy embarazada de tu hijo!
Me quedé paralizada, viéndola con su vientre abultado, señalando a Hugo y maldiciendo. La cara de él se ensombreció, pero aun así logró calmarla. —Sara, cálmate. El médico dijo que no te emociones demasiado. No es bueno para el bebé.
—¡Quiero ese collar de piedra lunar! ¡Cómpramelo ya! —Le demandó.
—Sara, te lo compraré el mes que viene, ¿vale? Te compré un bolso en la casa de subastas hace dos días, no me sobra dinero... —Él respondió.
—¿Escondiste el dinero en secreto y se lo diste a mi her