Capítulo 38. El Escenario de las Apariencias: Valentina.
La imponente Hacienda Los Cafetos se alzaba majestuosa en el corazón del Eje Cafetero, un lienzo verde salpicado de cafetales y palmas de cera que se extendían hasta donde la vista alcanzaba. Sus paredes blancas, coloniales, y los techos de teja roja contrastaban con el lujo discreto, pero evidente, de sus interiores. Los jardines, meticulosamente cuidados, florecían en una explosión de orquídeas y buganvilias, mientras el aire, fresco y húmedo, traía consigo el inconfundible aroma a café tostado.
A nuestra llegada, el mayordomo, un hombre mayor con una sonrisa afable y un porte impecable, nos dio la bienvenida con una reverencia que parecía sacada de otra época. Los demás invitados ya estaban allí, distribuidos por la terraza principal, donde el sol de la tarde bañaba la escena con una luz dorada. Mujeres con vestidos vaporosos de lino y seda, hombres con camisas de cuello mao y pantalones claros, todos exudando una elegancia casual, pero estudiada, como si hubieran nacido para habit