Capítulo 136. La Casa que Somos.
**Valentina**
El reloj marcaba las 7:42 a.m. cuando Alma volvió a pegarse a mi pecho para dormirse después de su toma. Tenía los ojos entreabiertos, como si aún dudara entre quedarse en este mundo o regresar a ese lugar tibio del que llegó hace un par de semanas. Su olor, a leche y a cielo, me cubría como un manto invisible.
Desde el rincón del sofá, vi a Iris correr por la casa con una corona de papel brillante y una capa hecha con uno de mis pañuelos. Gritaba algo sobre dragones y pasteles mágicos. Y en medio de su universo imaginario, no paraba de mirar hacia nosotros, como si quisiera comprobar que aún estábamos allí, viéndola ser libre.
Alejandro apareció en la cocina, con el cabello revuelto y Alma dormida en su portabebés contra el pecho, mientras revolvía los huevos con una mano y sostenía el café con la otra.
—¿Seguro que no quieres que me quede hoy también? —me preguntó sin levantar la voz, mirándome con ternura.
—No —le respondí, sonriendo—. ORIGEN te necesita. Yo… estoy bi