Capítulo 127. El Documental del Renacer.
**Alejandro**
Volver a Medellín ya no dolía. Ya no era un regreso con sombras, ni con el eco de lo que habíamos perdido. Esta vez, la ciudad nos abrazaba distinto. Como si ella también hubiera pasado por el duelo, por la furia, por la cicatriz. Como si supiera que veníamos a cerrar un ciclo.
Vivíamos en la casa de siempre, pero algo había cambiado. Las paredes eran las mismas, los cuadros, las plantas del balcón. Pero el aire tenía otra textura. Menos tenso. Más limpio.
Era domingo por la noche y en la sala estaba toda la familia. Camilo había hecho palomitas caseras, de esas que aprendió a preparar con Laura, y Mónica llegó con una botella de vino en una bolsa de papel. Valentina estaba sentada junto a mí, en la alfombra, con las piernas cruzadas, como cuando veíamos películas de adolescentes en París.
—¿Están listos? —preguntó Camilo, con el control remoto en la mano.
—Desde hace meses —respondí.
Todos reímos.
Apagó las luces. La pantalla del proyector iluminó la pared del salón. Y